viernes, 5 de febrero de 2010

Vuelo de colores con fondo gris

Este es un post invernal, que casi se va al olvido



Ayer amanecí con el estómago casi en llamas por la gastritis, tenía harta chamba, el día estaba gris y frio (el invierno limeño recobró su personalidad) y los poderes mágicos de la estrella floral no despertaron al sol. Con el transcurso del día se me fue pasando el ardor estomacal. Además era día de vuelo, día de verla a ella.

Llegué al parque Gandhi en San Isidro antes que ella como siempre. Aeromodelistas, unos chicos fumando hierba, gente corriendo, gente con sus perros...y un par de parapentistas.

Llegó ella, linda, suave...no dimos esos tímidos besos de media luna que solemos darnos en lugares público. Lo ubicamos a Fredy (el parepentista con el que ella había coordinado) y a empezar el vuelo.

Ella fue la primera, no mostró miedo. Arnés, casco, unas cuantas instrucciones..y a volar.



Luego mi turno, y aunque la fuerza del aire había bajado y no pudimos remontar mucho la experiencia fue alucinante...el vacio abajo de uno, la increible sensación de volar, la libertad y el vertigo...Se me vino a la mente aquel sueño recurrente de niño en el que vuelo, y que cada vez que visito Marcahuasi y me paro al filo del abismo se me viene peligrosamente a la cabeza...en ese momento volar era una realidad.



Luego bajar, besarla a ella, caminar un ratito con los silencios de costumbre..despedirla hasta la noche

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