lunes, 13 de mayo de 2013

Por ahí..por allá

Siempre he tenido la suerte de viajar, y esta vez tocó Puno...para ser más exactos en la hacienda Mallkini en Azángaro (A 2 horas de Juliaca).

Hace unos días mi pata Michel me preguntó si podía acompañarlo a llevar unas donaciones y tomar fotos en un albergue de niños que hay en la hacienda (y que es financiado por la misma hacienda, por donaciones de clientes y de personas naturales), le dije que sí sin dudarlo.

 Luego de perder el vuelo de ida, de tomar una conexión en Cusco y llegar más de 5 horas luego de lo planeado, llegamos a Juliaca. Fea ciudad, dónde las casas sin tarrajear exhiben un grisáceo color ladrillo. Ese día me enteré que la gente deja sus casas a medio construir para no pagar impuestos. En Juliaca nos esperaba Moisés, trabajador de la hacienda, que nos llevó hasta Mallkini, a donde arribamos luego de 2 horas por una carretera en muy buen estado.

Mallkini es un fundo de 3000 hectáreas a 4000 msnm propiedad del grupo Michell en donde se dedican a la crianza de alpacas de forma tecnificada. Además cuenta con un buen albergue para los visitantes con cómodas habitaciones (la estufa a leña es genial) y muy buena comida. Dormimos cómodamente, aunque la altura molestó inicialmente un poco. Cometí el error de no echar la suficiente leña a la estufa, por lo que a eso de las 2 am me desperté por el frio. Luego de ponerme una casaca polar, y envolverme y recontraenvolverme me quedé nuevamente dormido. Al amanecer, y abrir la ventana, el paisaje era simplemente espectacular.



Luego del desayuno fuimos a cumplir nuestra misión: entregar un donativo de casacas polares para los niños del albergue. Este albergue funcionaba también colegio, o mejor dicho, era un colegio que tenía un albergue en el cual vivían los niños de lunes a viernes, ya que la mayoría vive en zonas muy distantes y el ir todos los días al colegio (con caminatas de horas) se hace demasiado sacrificado. Funcionan unas 3 aulas multigrado (es decir, niños de 1er y 2do grado juntos por ejemplo) con lo indispensable para una buena labor educativa.

Pero más allá del aspecto meramente educativo, lo que me llamó la atención es esa timidez de los niños que creo que tiene que ver muchísimo con la autoestima. Ya lo he visto antes en muchos niños andinos, pero esta vez lo viví más de cerca por estar en contacto con tantos. De los más de 50 niños, creo que solo 4 o a lo máximo 5 miraban a los ojos cuando conversaban y hablaban a un adecuado volumen, los demás pareciera que trataban de esconderse, miraban al piso, hablaban muy bajito...pareciera se sintieran juzgados, o inferiores. La pregunta es cómo remediar esto? Qué hacer más allá de lo meramente curricular en la educación de estos niños?

 Después de entregadas las donaciones fuimos a conocer más de la hacienda...arriba, en donde pastean las alpacas. Paisajes simplemente espectaculares.

 

 Una de las cosas que más me gustó de la hacienda es el saber que respetan la vida de los zorros que habitan la región. Los zorros les cuestan un promedio de 100 alpacas al año, pero se decidió no eliminarlos. Qué bueno saber esto! Y ojalá lo tomen en cuenta otros criadores, para que no suceda lo que pasó con el ya casi extinto puma andino.