2 ó 3 semanas plagadas de demasiado trabajo, de ver que a veces los esfuerzos no son suficientes, de gente que trabajaba con nosotros que decidió seguir otros rumbos ad portas de un proyecto grande, de hacer entrevistas, de un futuro en el que aún no se vislumbra la ruta, de sentir que hay un sentimiento firme pero una ilusión menguante. Felizmente que existe el Bar de Mario con sus increíbles sánguches de jamón que hacen olvidar penaas y problemas, y esas chelitas que pareciera que saben mejor en ese lugar que en cualquier otro bar de Lima.
Grande Mario!!! No sé que haría sin tus sanguchitos y sin tu bar!!!
miércoles, 22 de septiembre de 2010
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